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sábado, 22 de diciembre de 2012

El universo en mi bolsillo

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Apuntalar el propio idioma
desescombrar el ruido.
Tallar el hueso de un poema
emplastecer las grietas,
drenar la humedad.
Colorear.

Los árboles, las ventanas.
La tierra, la pisada.
El corazón por zurcir.

La luz,
no te olvides de la luz natural.
Los silencios de terciopelo blanco.
Los besos, llenos de polvo.
No te descuides:
                     desempolvar el latido
y las lagartijas.

La palabra imprecisa 
sin esculpir.
El alimento, las criaturas que nacen.
La herida,
respirar la herida.
 
La vida como partida de ajedrez
y el miedo. ¿Cómo hacer pequeño al miedo?
Los insomnios y el amor ciego,
que no se puede tocar.

El peso,
la resistencia
de una puerta cerrada.
El crepitar de la luz de una vela,
que oscila, constante.

Decir labio de arena y nunca orilla.
Escribir menos, decir mucho.
La belleza.
El brazo y la palabra que se levantan
ante la desigualdad.

Este idioma tampoco mío
y para tan pocos.

Avanzar por el túnel
de caverna y agua para
encontrar
la voz 

que no conoce olvido.


lunes, 17 de diciembre de 2012

Tock tack



La vida es una suma de relojes; una acumulación de tick tacks; latifundios medidos por la sombra de un árbol; mañanas que despiertan con conversaciones estridentes del chavalerío que llega a la puerta del instituto. Medir tiempos contando el número de padres nuestros que rezaban nuestras abuelas para saber que estaba cocido un huevo.

Las noches son una huida contra los despertadores, los arrastro detrás de la puerta para forzarme en la mañana a levantarme. Los despertadores cambian bajo la almohada el sentido de las manecillas, a la mañana siguiente triunfa el caos por encima de las sábanas.

Despertar adores, no siempre. A veces, son jarro de agua fría, persiana que levanta al destiempo, una manta que se recoge y destapa la queja. El despertar adorado, con el tiempo, fue el beso de tu padre que vigilaba tu sueño y apagaba las luces de las aceras para dar sentido al sol. El despertador necesario es la madre que se levanta para que llegues al examen. El despertador de apoyo es tu pareja que corre por la mañana a cumplir tus quehaceres matinales y remata la jugada con tostadas de pan recién hecho y tomate picadito.

Relojes hay miles, y aunque pretenden ser objetivos, rigurosos, universales, a veces, se saltan las leyes de la gravedad, de la física cuántica y retrasan o adelantan la ley de la relatividad de Einstein. Hubo un tiempo en que el tiempo era circular y merendábamos siempre que queríamos, eternamente: terminábamos un té y saltábamos a por el chocolate en la silla de al lado... hubo un tiempo donde el tiempo se estiraba y encogía con una cuerda... ese tiempo de campanas ... un verano extenso, interminable: sin principio, sin fin

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Antes del pacto


Tú,  que eres el padre de mis no hijos
has vuelto a dar cuerda a mi corazón erizo.

Un instante
recorre el pasadizo de la huida
tus ojos y los míos
miran la ficha que hace click ante el tic tac.

Un largo túnel
de tiempo y escombros
un mal humor, una sonrisa.

Seres fugaces que se desvanecieron
nos concretamos en un punto espacio
una línea oblicua que dispara
la sinrazón,
el freno dirigido cara a cara
niega la locura.
Sonríes, sonrío.

Te vas, y permanezco
inmóvil
en mi latido hasta los tímpanos.

No quiero llevarte de nuevo
a la noche del sueño.
No me quieres libre
y sin embargo, no te tengo.

Tan sólo vienes, en aire, conmigo.
Me vuelvo.