Tú, que eres el padre de mis no hijos
has vuelto a dar cuerda a mi corazón erizo.
Un instante
recorre el pasadizo de la huida
tus ojos y los míos
miran la ficha que hace click ante el tic tac.
Un largo túnel
de tiempo y escombros
un mal humor, una sonrisa.
Seres fugaces que se desvanecieron
nos concretamos en un punto espacio
una línea oblicua que dispara
la sinrazón,
el freno dirigido cara a cara
niega la locura.
Sonríes, sonrío.
Te vas, y permanezco
inmóvil
en mi latido hasta los tímpanos.
No quiero llevarte de nuevo
a la noche del sueño.
No me quieres libre
y sin embargo, no te tengo.
Me vuelvo.
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