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lunes, 2 de enero de 2012

Cuesta de enero



Suben las calles los abuelos del pueblo cuando cae la nieve arriba en las montañas. Tiran las barrenderas de los corazones dormidos en el frío de la mañana. Escalan los recién nacidos hasta llegar al manantial caliente, materno. Despunta el cielo, enero de nubes y chubascos.


Aupales de manos de abuela, aupales barrenderos. Escobas que limpian la cocina, las calles en invierno. Manos que cuidan del fuego, manos fuertes que retiran el frío, los desechos. Solteros que buscan el sol y la soltura. Sueltas las mujeres solas que buscan el sol y la ola de soOola. Despunta enero de nubarrones pasajeros.


Despiertan los pulsos, el latir oscuro se esconde por debajo de las almohadas. Los pies se posan sobre la tierra fértil, fría. Avanzan mujeres, bebés, hombres y perros.

Ítaca se acerca. Cantan los pájaros sobre la chistera negra. Avanzan las personas convencidas en la luz del sol de enero.


5 comentarios:

Rosa dijo...

Que hermosa imagen para el mal tiempo.

Mira que me gusta venir y encontrarte. Te he dejado algo en la entrada anterior.

Mientras tanto te recuerdo que estoy cerca y te quiero.

Un abrazo volando

Jesús Arroyo dijo...

Me gusta tanto que lo leeré de nuevo y ahora mismo.
Un beso, Voz.

Nelken Rot dijo...

jaja, Jesús tu comentario, no sé por qué, me recuerda a Groucho Marx.

Querida Rosa, pronto nos daremos ese abrazo merecido.

Besos a los dos.

Nel

Emilio Porta dijo...

La buena cara del mal tiempo, las buenas intenciones de una magnífica escritora, los sueños de la cubierta de cada día, la maquinaria en marcha para luego vivir, la existencia básica en el silencio, todo lo que perdí y resultó ser nada, todo lo que tiré como un anillo agua, los versos de otros, pues, los versos tuyos, los versos nuestros, los libros escondidos, los juegos preteridos, la memoria callada, los deseos incumplidos, la paz, el frenesí, el triunfo, la derrota, y, mientras, cada día, la calle que se barre y el corazón que habita los párrafos perdidos de cada nuevo escrito. Todo eso y más, todo está, todo se deduce...y yo que no puedo caminar por entre todas las cosas, porque las cosas se amontonan y yo mismo me amontono y, a veces, no soy capaz de dar más pasos, de continuar andando. Y de ver, de mirar lo que se que está al lado. Siempre, finalmente, hacemos lo que podemos. Y así seguimos. Hoy, por eso, he leído este escrito, que tanto se entrelaza con el tejido que sostiene todo, tan frágil y, a la vez, tan consistente. La consistencia de lo que somos: pensamiento y lenguaje, memoria y recorrido. Cuántos somos y, a la vez, que poco. Y sin embargo, estamos. Tratando de vivir y ser, contra viento y marea. No estamos solos. Basta salir a andar y caminar. Basta saber mirar. Pero qué duro es mirar a veces.

Anónimo dijo...

Seguimos caminando entre la polaridad del ser y el estar, sigo pensando que se tradujo mal a Shakespeare.

Sin embargo, te leo y sigo viendo al mago que está sin estar, y que estando es la ausencia misma. A veces, logras estar presente con tus silencios. Pura magia.

Eres capaz de hilvanar la poesía y la filosofía en un sólo trazo y AVE tuvo que ser, porque llevas las alas en el alma.

Afortunadamente, por el momento, todes estamos en la tierra, aunque a veces, unos más que otros y otras, seamos nube.

Feliz 2012 para volar y aterrizar, Emilio Porta. Happy new year, dear Port.

Nel