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sábado, 26 de diciembre de 2009

El espejo mordido

Mila, guapa. No me preguntes el por qué, pero me apetece dedicarte este relato corto y compartirlo con todos vosotros. Creo que os puede gustar. Aprovechando la resaca navideña, aquí os dejo este Espejo mordido y recordad, el cava es más saludable que la nataza del roscón, por mucho que lo nieguen en la DGT ;-D

El Espejo mordido

De tanto mirarme en los escaparates y no encontrarme decidí no volver a ir de compras. Un pequeño e incesante susurro me perseguía:
Escapa y rápate, aquí la ropa es menguante.


Por las noches peinaba mi pelo abatido y volvía a escuchar aquella voz; me miraba en el espejo del baño y no me reconocía. Anduve por las calles con el paso largo y de frente, debo confesar que evitaba todo tipo de reflejos espantada. Me pedían fotos y enviaba cualquier recortable que adjuntar. Antes de acostarme me echaba crema y al no reconocerme las muecas huía hacia la almohada y me enterraba en el edredón.


Una mañana encontré la máscara; el rodillo del polvo compacto, el collar de perlas, la camisa blanca y el polo azul marino. Recogí con guantes de látex todos aquellos artificios; las planchas del pelo, las mascarillas y las cremas de noche. En una gran bolsa de basura, metí todos los contratos con empresas anteriores, descuarticé el dni y me reservé un pasaporte a punto de caducar. Antes de cerrar la puerta, resolví que era fundamental recuperar también los zapatos de tacón y el abrigo ejecutivo; todo bien acomodado en una bolsa de basura perfumada. Revolví, revolví y revolví, como las brujas dan vueltas a su poción, fui abriendo todos los cajones, saqué todos los fulares de la chistera del mago, maté a todas las palomas, rompí todas las cartas. Dejé la casa limpia de rasgos extraños, ya no había propiedades; ni tuyos, ni suyos, ni míos. Rompí todos los espejos. Me mordí un brazo y me solté el pelo.


Desposeída de todo lo irreconocible busqué el contenedor más alejado de la ciudad y tiré gran parte del contenido envuelto en plástico. Sin embargo, al ver los zapatos de tacón decidí quedármelos para darles otro destino distinto al triturador. Corrí con la bici como nunca antes, hacía frío y empezaba a oscurecer, me di cuenta de que no había llegado ni a comer; no importaba, estaba alimentando otras hambres, ocultas en una cara de cartón pluma del Body Shop. Me fui a una parte oscura del río, bajo la luz amarillenta de una farola desportillada, miré de nuevo aquellos zapatos de oficina y bolso a juego, esos taconcitos imposibles que guardaba junto al archivo para cuando llegaban las visitas. Con gran agitación lancé uno al agua; al principio flotaba, tiré una piedra para que el agua venciera la punta y naufragara hacia lo más profundo de la profundidad sucia del río urbano, vista la lentitud del espectáculo, tiré el siguiente taconazo con una gran piedra dentro. Una vez desaparecieron en el agua oscura los bolsos repletos de carmín busqué un sitio apropiado para aparcar la bici, metí las llaves del candado en el buzón de un nombre que decía que su dueña vivía sola, y salí escopetada en un taxi hacia el aeropuerto, sin maleta.


Me lavé la cara varias veces con un jabón en crema que prometía más limpieza por su olor que por su textura, al rato, recordé que en los aseos de los aeropuertos no suelen tener jabón de glicerina, precisamente. Me enfrenté a mi enemigo número 1: el espejo. Finalmente, éste me ofreció un resultado que me convencía. Junto a mi cara estaba la sonrisa una señora de aspecto alemán, rubia y con gafas pequeñitas. Acabó pausadamente de pintarse los labios rojo Paloma Picasso y me preguntó si me esperaba alguien en Brisbane, la imagen del espejo recobró mi sonrisa del 2003 fresca y austera, sin máscara, sin preámbulos, ni pasados o futuros. Así fue cómo el espejo mordido contestó en alemán que el encuentro ya había tenido lugar.

martes, 22 de diciembre de 2009

No había ningún radiador en la casa

Recibió un sobre con las llaves de la casa, acababa de entrar el invierno y había nevado. Decidió prescindir de equipaje e inaugurar su nuevo hogar. Cuando llegó, observó estremecida que no había ningún radiador en la casa. Fue al coche y trajo una manta de viaje. Sobre el colchón frío de la habitación glaciar le pesaba su decisión impulsiva. En su afán por vencer a las bajas temperaturas se puso las manoplas de calcetines y éstos de guantes con el fin de favorecer la circulación de la sangre. No dio resultado.

Abandonó la habitación iglú y se fue al salón nevera. Miraba la chimenea vacía, sin troncos, sin fuego. Cual indio arapahoe, decidió ponerse a saltar en círculo en torno a la mesa desnuda; sin flores, sin cena. El movimiento le hacía sentir mejor; empezó a cantar a Wakan Tanka y recordó el baile al sol. Las vibraciones corporales le devolvieron el contacto con la madre Tierra, que aunque nevada, algo de calor transmitía. ¿O tal vez la flama procedía de su propia energía y su deseo por acercarse al sol de agosto? Las neuronas se congelaban por minutos y tenía que salvarse cómo fuera haciendo uso de su ingenio.

La plaqueta de la cocina seguía siendo fría y hostil. Buscó el calor del horno. Cuando apenas había metido la cabeza en un intento de conseguir atemperar las estalactitas de sus orejas y de paso alisar su pelo, de repente, se sintió sorprendida, congelada. Se revolvió sobre sí misma dentro de la parrilla, sobrecogida. Escuchó cómo abrían la puerta de entrada, una luz de linterna le cegó. Al rato las sirenas dejaron de sonar. Levantó las manos, cómo había visto hacer en las películas, y sólo dijo: !
no había ningún radiador en la casa!!

sábado, 19 de diciembre de 2009

A Nelken Rot le están peinando

Buenos días amigos y amigas;

Gracias por invitarme a participar en esta casa de enredos y palabras, parece que cada vez que abro un blog hace muuuucho frío ahí fuera, a puntito de nevar exactamente. Si llegamos hoy a los menos 20C, será un día para recordar.

Yo tenía pensado empezar este blog en Canarias allá por el 3 de enero para transmitir sensación de calor, al final parece que mi sino es abrir blogs con mucho frío y nos hemos adelantado, y como decía Max, mi abuela, pues que a Nelken Rot la están peinando. Ahora que lo pienso es una expresión que raya casi con la cultura inglesa.

Anyway, os invito a pasear por urbangarten, mi blog que nació en enero de 2009 a medio traspié, cuando nevó a tope. Debo decir que pese a sembrar con este frío extremo UG me ha crecido muy bien a lo largo de este año en curso, del que ya nos quedan muy pocos días. Y bueno, como me toca levantarme porque me voy de fin de semana, (con este frío ya tengo valor, pero los planes son los planes y mejor cumplirlos que postergarlos), os dejo un poema que habla sobre el despertar y un link para escuchar a mi querida Mercedes Sosa, que nos canta bajo el sol como la cigarra.

Nos leemos por aquí o por www.urbangarten.blogspot.com

Un abrazo

Nelken

Hoy me levanto

Hoy me levanto por decisión propia

No me siento, ni me atrapo
No me enredo, ni me olvido
No me niego, ni me maldigo

Hoy me levanto por decisión propia
Hoy me peino y me cuido
hoy me dirijo y llego
hoy me afirmo y empodero


Me levanto por decisión propia
cierro la puerta del pasado y el tarro de lo profundo,
hoy la superficie y el éxito me esperan.


Si quieres escuchar a Mercedes Sosa, copia y pega este link. ;-D
http://www.youtube.com/watch?v=h0QFkpUhBFo&feature=player_embedded#

jueves, 17 de diciembre de 2009

PRIMERA ENTRADA

¡Hola, bienvenidos a mi blog!