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domingo, 19 de diciembre de 2010

Burro de Barro


Platero es pequeño, como si fuera de algodón y sus ojos de azabache parecen verlo todo.

Tus manos de alfarera se hunden en el barro, del torno surgen mil botijos que contendrán agua siempre fresca. De tus manos, en la siesta, surgirá el burro de barro, el capricho. Moldeas con precisión su cabeza, sus orejas. Tu sabiduría artesana te permite triunfar con esas patas de aspecto fuerte y fragilidad de barro. Agua, manos, burro. Cambiaría mil Barbies por tener entre mis manos tan sólo uno de tus burros. Como los sombreros de Úrculo, como sus maletas y sus viajeros, tus barros de animal son marcas de autora.

Yo ya no sé montar en burro. En los pueblos vivían. Recuerdo en burro a un tío que nunca llegué a conocer, nunca llegué a hablar con él, porque el tío Federico siempre se iba en burro al campo, había tanto por hacer. En los pueblos, ¿viven ya los burros? ¿Cómo era esa expresión ... vaca-burra, no? No sé ni cuándo, cómo o por qué se emplea, pero me suena, y no muy bien por cierto. Desconozco si para conocer a un burro de verdad hay que ir a un pueblo, a la Huelva de Platero o a Cataluña.

No sé de dónde sacarlo, dónde encontrarlo, pero quiero un burro de barro que surja de tus manos, con su crin horadada, con sus orejas altas, con sus dientes al viento. Quién te conozca que te compre, diente por diente, burro por burro. ¿Dónde están los comics de ZipiyZape, con sus orejas de burro y sus ceros políticamente incorrectos?

Si eres burro, mándame un mensaje, te espero en la cabeza de asno. Recuerda: burradas las justas, no seas borrico. Si eres de barro burro tendrás un lugar entre mis manos, en mi memoria, corazón con corazón, burro olvidado.


7 comentarios:

Mari Carmen Azkona dijo...

“ Si eres de barro burro tendrás un lugar entre mis manos, en mi memoria, corazón con corazón, burro olvidado.”

Dócil, cariñoso, pequeño...No es Platero, es el burro encartado. No, no me he confundido al escribir. Este burrito, hasta hace unos años estampa de los baserris del País Vasco, estuvo a punto de perder la guerra contra el progreso. Aquello que no sirva al ser humano que se extinga...Y este animal, de hocico ancho, pelo corto de color castaño o negro y muy resistente, estuvo a punto de desaparecer, de quedar en el imaginario colectivo como una reminiscencia del pasado.

Gracias a la concienciación de una comarca y sus gentes ya no desaparecerá. Podremos alargar la mano y reflejarnos en sus ojos grandes y diáfanos.

Corazón con corazón, el burro regresó del olvido.

Besos y abrazos de algodón.

Nelken Rot dijo...

Eres una experta y una gran conocedora de los burros. Mil gracias por compartir tus conocimientos con nosotros.

Yo tan sólo sé que estaban a punto de extinguirse y de que en Cataluña se han transformado en un símbolo nacionalista, creo.

El texto también contiene una doble lectura. Se lo dedico a quienes habituados a hacer botijos, se atreven en sus ratos libres, por capricho, a hacer barro burros y recordarnos la magia de lo que se olvida.

un abrazo de algodón y besos de azabache.

Nel

Mari Carmen Azkona dijo...

No corazón, yo no soy experta en nada y sí aprendiz de todo, como en esta ocasión. Lo que sé de los burritos de Las Encartaciones me lo enseñaron los corazones de las gentes del lugar. Su campaña de concienciación fue muy fructífera: se rescató al burro del olvido y aprendimos con su difusión.

Una de las actividades que hicieron, de gran interés, fue construir burritos a escala natural que luego distintas asociaciones, colegios, artistas...decoraron. Adornaron las calles de Balmaseda y luego como exposición intinrante recorrieron pueblos y ciudades.

Corazones e intenciones crean impulsos que alejan el olvido.

Besos y más abrazos...

Manuel dijo...

Y a mi que los burros me resultan entrañables!.

Será porque los he montado en mi infancia. Puede que sea porque los he visto transitar por las calles muchas veces.

El resto puede que sea tema más comercial que ecológico.

Pero tu relato es entrañable.

Un beso.

Nelken Rot dijo...

Manuel, ¿será que contengo una bella infancia y por eso escribo y soy como soy?

Me dan mucha pena los niños que ven la tele y juegan en la videoconsola, y no tienen una calle libre para jugar con la pelota, a la goma, al churromedia manga, mangaentera, a unos abuelos y unos padres que les inflen a cuentos, a juegos, que les lleven a dormir bailando la konga de Jalisco...

yo tuve de todo eso y mucho más, y tal vez por eso puedo ser generosa con mis recuerdos y reinventarmelos en relatos y poemas.

Me alegra que en tu infancia también hubiera burros, yo no recuerdo haber tocado a ninguno en mi vida.

De todas maneras, el burro de barro es una metáfora.

Besos a los dos a Mariatxu, que sabe bastante más que yo de burros, aunque no sea una experta, y a ti, que has montado en ellos.

Nelken

Anónimo dijo...

Con tanto burro me has recordado a los que, en mi infancia, iban cargados de botijos para posible venta de sus dueños. Yo en aquel tiempo vivía en Peña-grande, un barrio de la zona norte de Madrid. Y este tipo de venta ambulante era frecuente por allí.

Nelken, el relato genial, entrañable y con ese sello tan personal que te caracteriza.

FELIZ NAVIDAD.

Besitos.

Mila

Nelken Rot dijo...

Lo mejor de las entradas son los comentarios, ya sabemos que en el País Vasco, se recuperan los burros, en Murcia existían hace 20-30 años, tú dirás Manuel no quiero entrar en polémica con el dato de tu infancia, y ahora Mila nos cuenta que en el Norte de Madrid capital vendían botijos en burro.

Siempre se aprende con vosotros.

Feliz Navidad

Nelken rot