Recibió un sobre con las llaves de la casa, acababa de entrar el invierno y había nevado. Decidió prescindir de equipaje e inaugurar su nuevo hogar. Cuando llegó, observó estremecida que no había ningún radiador en la casa. Fue al coche y trajo una manta de viaje. Sobre el colchón frío de la habitación glaciar le pesaba su decisión impulsiva. En su afán por vencer a las bajas temperaturas se puso las manoplas de calcetines y éstos de guantes con el fin de favorecer la circulación de la sangre. No dio resultado.
Abandonó la habitación iglú y se fue al salón nevera. Miraba la chimenea vacía, sin troncos, sin fuego. Cual indio arapahoe, decidió ponerse a saltar en círculo en torno a la mesa desnuda; sin flores, sin cena. El movimiento le hacía sentir mejor; empezó a cantar a Wakan Tanka y recordó el baile al sol. Las vibraciones corporales le devolvieron el contacto con la madre Tierra, que aunque nevada, algo de calor transmitía. ¿O tal vez la flama procedía de su propia energía y su deseo por acercarse al sol de agosto? Las neuronas se congelaban por minutos y tenía que salvarse cómo fuera haciendo uso de su ingenio.
La plaqueta de la cocina seguía siendo fría y hostil. Buscó el calor del horno. Cuando apenas había metido la cabeza en un intento de conseguir atemperar las estalactitas de sus orejas y de paso alisar su pelo, de repente, se sintió sorprendida, congelada. Se revolvió sobre sí misma dentro de la parrilla, sobrecogida. Escuchó cómo abrían la puerta de entrada, una luz de linterna le cegó. Al rato las sirenas dejaron de sonar. Levantó las manos, cómo había visto hacer en las películas, y sólo dijo: !no había ningún radiador en la casa!!
Abandonó la habitación iglú y se fue al salón nevera. Miraba la chimenea vacía, sin troncos, sin fuego. Cual indio arapahoe, decidió ponerse a saltar en círculo en torno a la mesa desnuda; sin flores, sin cena. El movimiento le hacía sentir mejor; empezó a cantar a Wakan Tanka y recordó el baile al sol. Las vibraciones corporales le devolvieron el contacto con la madre Tierra, que aunque nevada, algo de calor transmitía. ¿O tal vez la flama procedía de su propia energía y su deseo por acercarse al sol de agosto? Las neuronas se congelaban por minutos y tenía que salvarse cómo fuera haciendo uso de su ingenio.
La plaqueta de la cocina seguía siendo fría y hostil. Buscó el calor del horno. Cuando apenas había metido la cabeza en un intento de conseguir atemperar las estalactitas de sus orejas y de paso alisar su pelo, de repente, se sintió sorprendida, congelada. Se revolvió sobre sí misma dentro de la parrilla, sobrecogida. Escuchó cómo abrían la puerta de entrada, una luz de linterna le cegó. Al rato las sirenas dejaron de sonar. Levantó las manos, cómo había visto hacer en las películas, y sólo dijo: !no había ningún radiador en la casa!!
13 comentarios:
“Pero era tarde, cerca de las dos de la madrugada. Y el hombre al otro lado de la linterna tenía hambre, venía con el alcohol sobre la cabeza, a modo de círculo de nieve, o de corona de santo, vaya usted a saber. El hambre y el vino hablaron y empujaron. Vamos que cerraron la tapa del horno, dieron la vuelta a la rueda de tiempo. E hizo calor, mucho calor, como si fuera Agosto precisamente.
Luego, cuando abrieron la puerta, yo ya no supe qué decir. Estaba tostado, casi como un pavo de Navidad.”
Me gusta tu cuento Nelken… y no me he resistido a ponerle estos dos párrafos. Así, como un mal apósito para estos tiempos duros de Adviento.
Los finales abiertos es lo que tienen, brindan a cada lector la oportunidad de crear su propio final. Cuantos más finales se generen mejor es la propuesta, no?
Gracias por poner algo de calorcito a tu final. Ya ves conseguiste que no nevara, sino que lloviera, jeje. Thanks
Nelken, bienvenida a la asociación, colega. A mi también me ha gustado tu cuento, durante cinco minutos me has tenido en vilo, el final de Santiago tampoco es manco. Besos muy fuertes y feliz Navidad.
La verdad es que el calor lo ponen, por dentro, siempre las palabras. Me encantan los radiadores portátiles para la parte exterior. Los llevas al rincón que desees. Veo que empiezas a andar por esta tu otra casa con imaginación y soltura. Eso es lo que deseamos todos. Una buena escritora, original y con personalidad propia, que seguro que nos va a hacer compartir muchos buenos ratos y pensamientos.
Hi, Nel.
Port
A veces es mejor vencer el impulso de hacer ciertas cosas. ¡Vaya manera de inaugurar un nuevo hogar! Congelada y, quizás, detenida por la policía.
Me gusta el cuento Nelken, has conseguido que sienta frío y comience a bailar y a saltar con tu personaje.
Un abrazo.
Bienvenida a este lugar en el que deseo encuentres muchas satisfacciones. Me gusta lo que escribes. En mí, ya tienes una lectora incondicional.
Un beso.
Mila
Es evidente que Mari Carmen ha dado exactamente, con su comentario, en la clave de tu ingenioso relato. No me resisto a ampliar el mío, el coment, claro. Me parece que es un microcuento realmente interesante, a partir de algo que no hiciste pero, de forma divertida, te ha sugerido el frio. A veces los personajes llevan algo de nosotros - no se lo que tienes tú, Nel, de indio arapahoe, pero algo tendrás - y sobre todo, como escritores, los ponemos en situaciones que, de puro imaginarias, pueden convertirse en reales.
!Queda usted detenida por tener frío!
Qué divertido, irónico, inteligente y genial relato.
Port
Joooolín! Qué grato despertar así, con comentarios que crecen. Me encanta escribir y observo que en EeR se puede ampliar la pasión por la escritura al tener lectores atentos que comunican lo que reciben.
Sos pecho que será un placer cohabitar con todos vosotros y vosotras.
Feliz día pre-navidad!! ;-D
Leyendo tu cuento he sentido tanto frio que he subido los radiadores de mi casa a tope. Cuando he ido a sacar las castañas que había puesto minutos antes para que se asaran, al abrir el horno y mirar el grill, he visto nevar; la bandeja estaba casi cubierta y las castañas ya no se veían... ¡Pero bueno! si yo estaba leyendo tu cuento. ¿Que me ha pasado? Pues sencillamente, Nelken, que me ha gustado.
Te doy la bienvenida a esta casa, que ya es tanto tuya como mía, y te deseo la Navidad que tu desees.
Besos
Alex
Siempre te dije que no es lo mismo ser un buen francotirador que un buen grupo de combate. Como ves, este lo es. Al final la red está se hace más cercana...porque sabes que formas parte de una ciudad, con diferentes esquinas y edificios, alguna plaza que otra donde tomar el sól, algun café para resguardarse del frío...en fin, que esto es otra cosa. Aquí también entran turistas, por supuesto. Leen y sonrien, aunque no comenten. Y sobre todo, lo que entra es un sentimiento de !Jolines! como tu dices, que abriga mucho.
Port
Bueeeeno. Ya lo he comentado en el otro blog.
Decía: Inquietante y recuerdo inevitable de Silvia Plath. ¡Que cosas! Es magnífico.
Besos
Enrique
¡Hola nelken!
Hoy en el trabajo, he oído a dos señoras, que estaban escandalizadas hablando del caso.
Gracias a una confidente que tengo, he logrado dar contigo. Ahora que no nos ve ni nos oye nadie, te voy a aportar un dato que pudiera tener una gran relevancia. Por toda la información recopilada, he llegado a la conclusión de quien pudiera ser la artífice de la llamada a la policía.
Ha sido mi vecina "la Maruja",que con catalejo ,cual ristre en hombro,es muy dada a invadir la intimidad de lo ajeno.
Qué grandilocuencia la tuya. Gracias por alegrarme la mañana,a ti y a mi confidente,
por mantenerme informada de lo que se cuece en esta cada vez más poblada urbe.
seguid así chicas.
toñi
¡Hola de nuevo!
Ya me tiene dicho mi madre que antes de comer no escriba,a la vista está: encima de comerme algunas palabras otras las he cambiado de sitio. La culpa de todo esto la tiene "LA MARUJA"que unas veces está con catalejo en ristre,y otras, con catalejo en hombro cual ristre en peto.Ja,ja.ja.
toñi
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